Los primeros de los que se tiene información se remontan a tiempos inmemoriales en la historia. Los antiguos egipcios empleaban un complicado sistema de mediciones solares para determinar el preciso momento del día. Luego serían los romanos quienes inventarían el concepto de Clepsidra: un singular reloj que agrupaba cuencos con agua en los que había perforaciones por donde el líquido escapaba, las líneas que estaban grabadas en el interior del cuenco, al quedar expuesta establecían las horas.
También estuvo muy en boga el famoso reloj de arena, que consistía en dos burbujas de vidrio unidas por un delgadísimo pasaje por donde se escurría la arena de la burbuja superior hacia la inferior y así medía el tiempo.
No es necesario aclarar que poco tenían de precisos estos sistemas y que muchas veces fueron motivo de dolor de cabeza para las civilizaciones que los utilizaban para determinar sus tareas cotidianas.
Los relojes de arena ya no se usan, pero el concepto ha sido tan clásico, que permanece inalterable entre nosotros. Aunque ahora la era digital es quien manda los destinos de los dispositivos, incluso de los clásicos.
El Sand-Watch es un reloj digital que reproduce en su exterior el concepto de “reloj de arena“, pero ya no relleno con arena verdadera, sino con arena virtual que pasará (también virtualmente) de un lado a otro estableciendo una idea precisa de tiempo, o bien puedes cambiar al modo digital y ver las horas en la parte superior y los minutos en la parte inferior.
Fuente: Impresionante
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